El caballero esperaba impaciente bajo el torreón. Arriba, la princesa miró sus largas trenzas en el suelo y se arrepintió de su peinado corto tan moderno.
Suerte que las mujeres, estadísticamente, tienen menos probabilidad que los hombres de sufrir alopecia. La princesa debe contentarse con esa idea y con que, al menos, luce divina ante el espejo.
Sí, es un chiste, me ha descubierto usted. La princesa era de Lepe. Y, abajo, no había sólo un caballero, sino varios y de distintos países. Eran un inglés, un francés y un español...
Todo esto está un poco cogido por los pelos ¿no? Y hay un guiño reaccionario hacia lo "moderno" impropio de usted, don Cesare. Además, un caballero no se impacienta nunca. Cuánto daño está haciendo la ley antitabaco. Juntacadáveres.
Sí que está cogido por los pelos, desde luego. No hay guiño reaccionario, es que sin trenzas no hay escalada. Y este caballero sólo lo es porque va a caballo, no se imagine usted a ningún "gentleman". Y cuánta razón tiene con lo de la ley antitabaco.
El caballero, apesadumbrado y falto de ánimos para improvisar una escala, no se da cuenta de la suerte que ha tenido. Allá arriba, en el torreón, la princesa Anna con su andrógino pelo corto decide olvidar a su enamorado zampándose de un solo bocado una preciosa y blanca rata de laboratorio...
Reconozco que es lo primero que se me ha venido a la mente:Morena Baccarin abriendo la boca y enseñando sus dientes de reptil.
Si en vez de Anna, estuviese arriba la ochentera Diana (pronúnciese Dayana), el caballero podría haber trepado agarrándose a su frondosa mata de pelo. Jane Badler siempre estará con nosotros.
El caballero podría arrojarle su cabellera para ayudarle a bajar.
ResponderEliminarQue coño, que se salve sola.
¿Esto es un post o un chiste?
Don Cesare, échele un rato más largo a esto, que nos sabe a poco...
ResponderEliminarSuerte que las mujeres, estadísticamente, tienen menos probabilidad que los hombres de sufrir alopecia.
ResponderEliminarLa princesa debe contentarse con esa idea y con que, al menos, luce divina ante el espejo.
Para Bernardo:
ResponderEliminarSí, es un chiste, me ha descubierto usted. La princesa era de Lepe. Y, abajo, no había sólo un caballero, sino varios y de distintos países. Eran un inglés, un francés y un español...
Para Vaaltre Claudio:
ResponderEliminarEl caballero también pensaba echar un rato largo con la princesa. Pero, así son las cosas.
Para Anónimo:
ResponderEliminarLa princesa podrá estar guapísima. Lo que sucede es que al caballero le gustaba tirarle del pelo mientras se la tiraba.
Todo esto está un poco cogido por los pelos ¿no? Y hay un guiño reaccionario hacia lo "moderno" impropio de usted, don Cesare. Además, un caballero no se impacienta nunca. Cuánto daño está haciendo la ley antitabaco.
ResponderEliminarJuntacadáveres.
Para Juntacadáveres:
ResponderEliminarSí que está cogido por los pelos, desde luego. No hay guiño reaccionario, es que sin trenzas no hay escalada. Y este caballero sólo lo es porque va a caballo, no se imagine usted a ningún "gentleman". Y cuánta razón tiene con lo de la ley antitabaco.
El caballero, apesadumbrado y falto de ánimos para improvisar una escala, no se da cuenta de la suerte que ha tenido. Allá arriba, en el torreón, la princesa Anna con su andrógino pelo corto decide olvidar a su enamorado zampándose de un solo bocado una preciosa y blanca rata de laboratorio...
ResponderEliminarReconozco que es lo primero que se me ha venido a la mente:Morena Baccarin abriendo la boca y enseñando sus dientes de reptil.
Si en vez de Anna, estuviese arriba la ochentera Diana (pronúnciese Dayana), el caballero podría haber trepado agarrándose a su frondosa mata de pelo.
ResponderEliminarJane Badler siempre estará con nosotros.