LA PLAGA

Llegaron sin más. Me refiero a los insectos, los humanos ya estaban por aquí. Cayeron sobre las ciudades en bandadas, ennegreciendo el cielo y cubriéndolo todo sin ningún ánimo ni propósito concreto. Los más inquietos se introdujeron por las rendijas, desaparecieron por los agujeros, ocuparon todos los rincones.

Asco, repulsión, recelo e incluso miedo fue lo que sintieron los humanos por ellos hasta que alguien probó accidentalmente uno de estos insectos y comunicó que su sabor era parecido al del cerdo. Una vez se confirmó que esta información era cierta poco a poco su paladar fue siendo conquistado y de una degustación solitaria se pasó a un festín público y despiadado.

En pocas semanas los humanos devoraron a los insectos que apaciblemente se extendían por las calles. Cuando acabaron con todos no se desanimaron y rajaron los sofás, desmontaron los muebles, revolvieron las casas, abrieron las grietas de la pared, arrancaron el pavimento, socavaron los cimientos de los edificios en busca de ese delicioso manjar.

Comentarios

  1. Ahora sólo tengo una duda, no sé si comer cucarachas a la plancha o humano al ajillo...

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  2. Qué suerte tiene usted al asaltarle sólo una duda...

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