CUERVO

La lavadora era vieja y llevaba un tiempo produciendo un traqueteo. El cuervo que estaba posado sobre ella parecía adormilado con el suave movimiento. Cuando Andrés entró, el animal abrió los ojos, emitió un graznido que pudo ser desafiante y emprendió un vuelo errático por el lavadero hasta que consiguió escabullirse por la ventana. Andrés apenas se movió durante ese tiempo, tan sólo abrió sus labios para llamar a su mujer, pero finalmente no lo hizo. Cuando el pájaro negro hubo desaparecido regresó al salón con el cesto de la ropa vacío.

- Había un cuervo en el lavadero.

Ana estaba ensimismada en una revista y no contestó hasta que él repitió el comentario.

- ¿Has cerrado la ventana?

- No, no me he dado cuenta.

- Ciérrala, por favor.

Regresó al lavadero y mientras cerraba la ventana oyó que Ana gritaba en la cocina. Corrió de vuelta y la vio paralizada mirando al cuervo que picoteaba los restos del desayuno. Cogió la escoba para ahuyentarlo pero el pájaro pasó entre los dos hacia el salón donde empezó a volar atolondradamente. Ella se agarró con fuerza a su brazo.

- El bebé…

La miró sin saber qué hacer y ella, tomando la iniciativa, corrió hasta una habitación del fondo del pasillo y la cerró de un portazo. Se volvió hacia él como disculpándose.

- Temía por David.

Andrés no dijo nada y volvió su mirada al salón buscando al pájaro. No se le veía por ningún lado.

- Parece que se ha ido.

- Tenemos que estar seguros. Ya sabes lo que dicen de los cuervos y los ojos.

La miró una vez más y, sin añadir ni una palabra, buscó por toda la casa sin encontrar nada.

- Se ha ido – dijo con seguridad.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro?

Se revolvía inquieta, parecía estar sufriendo un ataque de nervios.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro? – repitió alzando la voz.

- Ana, se ha ido. Voy a preparar té.

Mientras ella cerraba todas las ventanas, Andrés se dirigió a la cocina. Puso a hervir el agua y cuando todo estuvo listo llevo las tazas humeantes al salón. Ana parecía haberse tranquilizado y agradeció poder llevarse algo caliente al estómago. De vez en cuando, lanzaba una mirada a las ventanas.

Andrés lentamente extendió una mano para apoyarla en sus hombros pero ella abrió los ojos de forma desmesurada y estuvo a punto de dejar caer la taza al suelo.

- La ventana de la habitación de David está abierta… 

Se levantó de un salto y fue hacia la habitación del fondo del pasillo. Él la siguió a regañadientes.

Estaba parada en el umbral mirando al cuervo que, apoyado tranquilamente en la cuna, le devolvía la mirada. Las lágrimas resbalaban por la cara de Ana. Andrés entró en la habitación, dio una palmada y cuando el animal escapó por la ventana la cerró. Después la acompañó al sofá, la cubrió con una manta, recogió las tazas de té y volvió al lavadero a recoger la ropa del bebé que tras tantos lavados ya empezaba a desteñir.

Comentarios

  1. Hay una canción de The Black Crowes que viene al pelo:

    "Baby, baby why can't you sit still?
    Who killed that bird out on you window sill?
    Are you the reason that he broke his back?
    Did I see you laugh about that?
    If I come on like a dream?
    Would you let me show you what I mean?
    If you let me come on inside?
    Will you let it glide?"

    La canción se llama "Remedy". El que tú necesitas, creo...

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  2. Se le agradece que haya dejado por aquí una canción.
    En cuanto al remedy ni lo tengo ni lo quiero tener (como se dice en otra canción).

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