LLORA

Llora por el león,
que no sabe que es león
aunque sus colmillos sean los jueces más severos.
Llora por el piso octavo
con sus ventanas abiertas
por las que se escapan las sombras de los ausentes.
Llora por la viruela,
por el cáncer, por el sida
y por esa otra enfermedad que sólo tú conoces.
Llora por las plañideras,
por los huérfanos, por las viudas
y por las lágrimas que nunca serán copos de nieve.
Pero no llores por mí,
ya me hundo solo sin ayuda,
déjame, que ya me agarraré a algo en otra vida.


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