HOMBRE CON GABARDINA Y AMANECER

Todos los vasos de todos los borrachos que están bebiendo en todos los bares por los que me arrastro reflejan un arco iris. El mío, da igual qué bebida haya pedido, siempre está sucio.

Todas las sonrisas falsas o verdaderas de las personas con las que me cruzo dejan un pequeño rastro de baba en sus comisuras.

A la vez, las luces de todos los garitos parpadean y se apagan. De repente, el sol está ya en todo lo alto haciendo un sonido como el de un frigorífico antiguo, uno de esos donde tu tía Madeleine guardaba botes llenos hasta el borde de algo indeterminado con un poco de moho.

Esta mañana de zeppelines raudos y cortinas rotas, todos los maniquíes, movidos por algún vándalo o por alguna razón más inquietante, tienen posturas obscenas.

Los edificios parece que se comban hacia mí. El sol, ese hijo de puta, me sigue inclemente. Los charcos, burlones, no me reflejan pero sí mojan mis zapatos. Los semáforos van cambiando sus tres colores lentamente, gris, violeta y negro y luego otra vez, gris, violeta y negro.


Con manos que tiemblan como polillas abro la puerta de mi casa, busco mi cama y me acuesto con la gabardina puesta.

Comentarios

  1. Jeje. Echaba yo de menos tu post de fin de año.

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  2. Pues aquí está. En diciembre del año próximo vuelvo a poner algo, jeje.

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  3. Tómate una tónica con sal a mi salud, yo me tomaré una con Gin a la tuya.
    ¡Bravo Cesare!
    (y ponte el gabán negro de Star Wars)...

    Auguri per il Nuovo Anno

    Saluti amico.

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  4. Bueno, esto tiene más años que Matusalén pero yo acabo de llegar, así que... Tengo que decir que me ha encantado, aunque no sé bien por qué ;-)

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    1. Tenía esto tan desactualizado y entraba tan poco que ni siquiera había visto tu comentario. ¡Gracias!

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