EL HOMBRE DEL ATARDECER



Durante el día es un superhéroe, como tantos otros, que lucha contra el crimen para convertir su ciudad en un lugar mejor. Sin embargo, esta dedicación plena impide que pueda mantener un trabajo con el que ganarse la vida. Por eso, de noche se convierte en un supervillano para cometer fechorías con las que poder pagar sus facturas.

Así pasa su existencia, cambiando de bando (y de disfraz) continuamente, atrapado en un laberinto que le hace dudar a cada momento de su propia identidad, deshaciendo por la noche lo que ha hecho durante el día, maldiciendo durante el día sus acciones de por la noche.

Solo al atardecer es él mismo, una persona que intenta no enloquecer y que desearía que la vida no fuera tan complicada. Mientras contempla el ocaso, descansando de su lucha contra el mal y preparándose para cometer los mismos crímenes que antes ha intentado impedir, se pone su antifaz y, sencillamente, se relaja y disfruta del momento.


Es mejor aprovechar estos instantes, se dice, son tan breves.


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