REYES Y VENENOS

Cuando el joven rey fue coronado se nombró un catador oficial para que probase primero sus comidas por si había veneno. El monarca era de poco comer así que adjudicaron nuevas ocupaciones a su sirviente, vestir los reales ropajes por si había alguna aguja olvidada por el sastre, ponerse la corona por si alguna arista pudiera herir su regia cabeza, saludar a los invitados ilustres y asuntos similares. Todo debía realizarlo antes que su majestad para protegerlo de algún peligro.

Cuando se casó con una hermosa princesa, el catador la besó primero por lo que pudieran esconder sus labios. Si también la desfloró, nadie llegó a saberlo.

La joven reina no tardó en quedar encinta pero murió durante el parto. El catador, fiel a su oficio, derramó las primeras lágrimas. Las primeras y las únicas, porque el rey no se molestó en llorar, distraído por los asuntos de estado. Y comprendió qué amargo era el veneno que escondía aquel primer beso.

Comentarios

  1. esto es amor! quien lo probó lo sabe.
    Juntacadáveres con permiso de Lope

    ResponderEliminar
  2. Hoy vengo a "spamear" un poco, querido Cesare... Recuerde usted mi Fotolog (le adjunto la dirección por si la tenía perdida: www.fotolog.com/vaaltre) en donde un humilde servidor lleva un par de días recordando que era eso de abrirse el alma con el filo cortante de un folio en blanco...

    Vaaltre Claudio, siempre suyo...

    P.D.: Prometo comentarios a sus ultimas entradas, pero ya mi mente a estas horas se ha agotado en la tarea propia, y le leería en medio de bostezos que nada tendrían que ver con el interés que me produjeran sus escritos, cosa altamente contraproducente para comentar su obra...

    ResponderEliminar
  3. Que poético.

    Y yo que pensaba que lo te pegaba era la pose "El mundo es una mierda" y los poemas donde "Todo es gris".

    Lo mejor de la historia, como en muchas ocasiones, es lo que deja de contarse.

    ResponderEliminar
  4. pues a mi me ha encantado

    ResponderEliminar
  5. Se agradecen todas sus visitas y comentarios.
    Compruebo con gozo que el verano no ha reblandecido sus sesos tal como me ha hecho a mí.
    La verdad nunca he entendido que en nuestro idioma las palabras "invierno" e "infierno" se parezcan tanto.

    ResponderEliminar
  6. Menos juegos de palabras y más publicar entradas nuevas

    ResponderEliminar
  7. ¡Qué bonito! ¡Nadie diría que lo has escrito tú! Me ha gustado mucho el final. Esther.

    ResponderEliminar
  8. ¡Qué mala fama tengo! El haber escrito en mi juventud sobre coprofagia, enamorados asesinos y hombres que odian parece haberme condenado para siempre. Qué poco os gusta olvidar.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares