EL LINGÜISTA ENAMORADO

El lingüista siempre había sentido fascinación por las palabras. Antiguas y actuales, extranjeras o propias, eran más importantes que las cosas que representaban. Pero, durante los últimos meses, las únicas letras que había amado eran las que componían el nombre de su amante, Salomé. A pesar de llamarse como un personaje bíblico, su liturgia en la cama habría hecho sonrojar a cualquier patriarca del Antiguo Testamento.

Una tarde, Salomé cogió sus bragas del suelo y se las puso para no volver a quitárselas más en presencia del lingüista.

Abatido, sucumbió también a la falta de originalidad. Empezó a frecuentar los bares y a emborracharse hasta que su educada lengua se trababa y lanzaba improperios contra cualquiera que se pusiera a tiro.

Sus insultos y bravatas fueron subiendo de nivel y las peleas trajeron de nuevo el sudor a su vida. Con el sudor llegaron los moratones y las heridas.

El lingüista, siempre tan profesional y obsesivo, frente al espejo creyó ver que la cicatriz que le había dejado una botella rota en el pecho tenía forma de “S”. Creyéndose un poco kryptoniano, e imaginándose invencible, aumentó el ritmo y la intensidad de los altercados.

Así, fueron apareciendo más marcas en su cuerpo que le seguían recordando letras que, inevitablemente, iban formando el añorado nombre de Salomé.

La última le había dejado muy mal parado pero también satisfecho por poder haber completado la palabra. Pero, el lingüista no descansó tranquilo. Sabía que no estaba todo.

Maltrecho, se sumergió en una nueva pelea en busca de la última pieza. Como lingüista, sin duda, se sintió satisfecho al comprobar que la cuchillada mortal proporcionaba la tilde que faltaba.

Comentarios

  1. "Asi es que aquel esclavo que, habiendo conocido la voluntad de su amo, no obstante, ni puso en orden las cosas, ni se porto conforme queria su señor, recibira muchos azotes."

    Lucas 12:47

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  2. Te escribiría ¡Soberbio! con "v", por fastidiar. Pero no puedo. Sencillamente, me encanta. Este es de los míos.

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  3. Muy bueno, menos más que el nombre está compuesto por 6 letras, si fuera Hermenegilda por mucho que no tuviera tilde no habría llegado ni a la mitad...

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